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¿Cómo llegaremos a la confederación universal?

Libro «Catalunya i l’Europa futura» («Cataluña y la Europa futura») de Alexandre Deulofeu i Torres, editado en el año 1934 y reeditado el 1978. Páginas 297 a 300.

Capítulo XIX. ¿Cómo llegaremos a la confederación universal?

¿Cuál ha de ser la futura organización mundial? Evidentemente, una federación voluntaria de pueblos libres, dentro de la cual todos ellos tengan la misma categoría y, por lo tanto, la misma influencia.

¿Cómo podemos llegar? Evidentemente, por evolución natural, la cual se va ya realizando por dos caminos diferentes.

  • 1º. Por desintegración de los imperios y subsiguiente liberación de las nacionalidades sometidas, las cuales entrarán primero a formar parte de una federación parcial. Éste es el caso de la desintegración del imperio austro-húngaro, a consecuencia de la cual quedaron liberados los checos, los eslovacos y Hungría. Los primeros se unieron voluntariamente para constituir una República dentro de la cual cada uno de los pueblos goza de plena libertad. La Revolución rusa dió lugar a la creación de la Federación de Repúblicas Soviéticas. Otros pueblos, como Estonia, Lituania, Letonia, se hicieron completamente independientes, pero hoy ya se vislumbra la futura federación de pueblos bálticos. Continúan plenamente independientes Hungría, Polonia y Austria.
  • 2º. Los pueblos sometidos consiguen un régimen autonómico dentro del imperio, y éste lentamente va evolucionando hacia un régimen federal hasta anular absolutamente la preeminencia del pueblo que hasta entonces había ejercido la hegemonía. Ejemplos: En España observamos como el derrocamiento de la monarquía da lugar a la implantación de una república federable, en la cual, y en primer lugar, se declara en régimen autonómico Cataluña.

Hoy, nadie desconoce el movimiento nacionalista vasco, el cual acabará con un régimen autonómico para Vasconia y Navarra. Lo mismo pasará con Galicia, Valencia, Mallorca, probablemente con Aragón, y quizás con otros pueblos de España. Esta evolución solamente necesita tiempo para irse realizando.

En el momento que los pueblos autónomos lleguen a su plenitud, crearán una federación de repúblicas hispánicas, constituida por las repúblicas catalana, castellana, gallega, valenciana, mallorquina, portuguesa, o bien por subfederaciones como la federación catalano-valenciana-balear, federada a su tiempo con la galaico-portuguesa, castellano-leonesa, vasco-navarra, etc. Estas subfederaciones, dentro de las cuales las repúblicas tendrán un régimen de libertad, que será limitado por la propia voluntad, nombrarán los representantes respectivos para la constitución de un Parlamento general, que se reunirá alternativamente en las diversas capitales de las repúblicas, el cual se ocupará de los asuntos de tipo internacional que las federaciones parciales quieran otorgarle.

Lo mismo pasará probablemente en las Islas Británicas con Irlanda, Inglaterra, País de Gales y Escocia, y en Francia con la federación de repúblicas occitanas y las repúblicas de Bretaña, Normandía, Isla de Francia, etc., etc.

Estas federaciones, a semejanza de la U. R. S. S., tendrán un artículo que dirá: Las repúblicas federadas tienen el derecho a separarse cuando quieran de la confederación. Habrá desaparecido el concepto anticuado de patriotismo español, francés, etc. España y Francia y otras potencias decadentes serán substituidas por las agrupaciones de los pueblos federados. Como no existirán prejudicios patrioteros, lógicamente los pueblos tendrán tendencia a la supresión de los regímenes aduaneros, y lógicamente la federación ibérica, con las federaciones de otros países, tenderán a la constitución de un Parlamento común, en el cual estarán representados cada uno de los pueblos federados.

Ampliando la confederación, llegaremos al ideal supremo que consistirá en una multitud de pueblos libres, con sus gobiernos y Parlamento propios, y con un superParlamento, el cual estará constituido por un representante de cada una de las pequeñas repúblicas europeas, que tendrá como móvil fundamental el mantener la paz entre las nacionalidades confederadas.

¿Cómo evitaremos en absoluto la posibilidad de un conflicto armado? Muy sencillo. Cada república tendrá un servicio de orden público y este servicio estará a las órdenes del Parlamento general siempre que éste lo necesite. Pero se comprende que esto no sucederá nunca, por la sencilla razón que su fuerza será inmensa frente de cualquiera de los pueblos federados. En caso de divergencia entre dos Estados, la causa del litigio será llevada al Parlamento y será resuelta democráticamente según los votos de la mayoría. Se comprende que el fallo será acatado inmediatamente, por sentido democrático, y por tal como no habrá ningún Estado particular suficientemente fuerte para oponerse a todo el ejército internacional.

Fatalmente se llegará a la adopción de una lengua internacional. Se comprende que, ante la existencia de más de doscientas lenguas oficiales, se hará absolutamente imprescindible el uso de una lengua única en las deliberaciones del Parlamento general, la cual será el esperanto o bien cualquier otra lengua que no sea, con tal de evitar suspicacias, ninguna de las de los pueblos federados.

Europa avanza hacia un régimen político similar al comprendido en el gráfico entre los años 100-350 (a. J. C.), en la Edad Antigua, y entre los años 800-1500 en la Edad Media, con la diferencia que así como en estas etapas existían múltiples federaciones parciales y pequeñas nacionalidades completamente libres, sin un núcleo superior que regulase las divergencias, en la Europa futura existirá una Sociedad de Naciones verdadera, que imposibilitará los conflictos armados internacionales.