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La matemática de la historia, una mirada desinteresada.


Juli Gutiérrez Deulofeu

La matemática de la historia, una mirada desinteresada.

E

n 1934 Alexandre Deulofeu publicaba su primera obra, Catalunya y l’Europa futura (Cataluña y la Europa futura). Unos papeles sin duda indispensables para entender todo el entramado de aquellos tiempos, pero también de los actuales. Pero entonces este libro pasó desapercibido y el estallido de la Guerra Civil Española, como quien dice, se lo llevó todo, también Deulofeu, que a golpes de artillería tuvo que traspasar la frontera.

En esta obra, Deulofeu ya planteaba sin tapujos su hipótesis, la cual se convirtió en un modelo histórico de primer orden en los años siguientes. En el exilio se dedicó en cuerpo y alma a construir su teoría y de esta manera la pudo presentar públicamente en la Résidence des Intellectuels de Montpellier. Era el mes de noviembre de 1939. Dicen que fue entonces cuando Francesc Pujols, admirado por la exactitud de la teoría, la bautizó con el nombre de la Matemática de la Historia.

A partir de los datos históricos, de la arqueología y en definitiva de fuentes diversas, Deulofeu trató la historia, el futuro, desde una mirada particular, sin apriorismos, objetiva y desinteresada. Seguramente tuvo en cuenta un hecho imprescindible a la hora de interpretar cualquier hecho más o menos histórico, más o menos remoto. El hecho de que la historia ha sido escrita a partir de fuentes diversas, fuentes cada vez más alejadas de nuestra realidad, fruto de testigos, eso sí, pero la verdad es que, testigos directos de los hechos, hay muy pocos, y que sean de fiar aún menos. Y es que la historia, la vida, se reduce siempre a un juego de miradas, siempre particulares y casi nunca desinteresadas. Ejemplos hay muchos: pienso ahora en Goya y también en David. Tanto el cuadro Los fusilamientos del tres de mayo como La muerte de Marat son escandalosamente partidistas. Vale la pena pensar en ello.

Pero no me quiero apartar del discurso que ahora toca. Deulofeu consideraba la historia como un eterno retorno. La humanidad, incapaz de encontrar respuestas a las preguntas más antiguas, repite una y otra vez los mismos errores. De esta empírica observación, Deulofeu deduce las claves para entender los porqués de todo. Ayudado de unos gráficos matemáticos y de unas pocas cifras, nos revela los arcanos más escondidos de la historia.

Todas las civilizaciones que han existido y existirán tienen una duración de 5.100 años, divididas en tres ciclos de 1.700 años, de los cuales el segundo es el principal, el genuino. Estos ciclos se dividen también en dos fases opuestas. La primera, de 650 años, es la época de creación, de desarrollo de la personalidad humana, de libertad individual y colectiva. Es la época de fraccionamiento demográfico y se opone a la que sigue, la de unificación demográfica o imperialista. Ahora las energías creadoras desaparecen y la libertad individual y colectiva es sustituida por formas de gobierno alienador, al tiempo el ser humano vive los momentos de máxima despersonalización dejando la guía de su vida en manos del aparato estatal, burocrático y totalizador, cualquiera que sea la forma de gobierno empleada.

De este modo, Deulofeu será capaz de diagramar el futuro de las naciones y los imperios. Y así fue capaz de prever hechos tan importantes como la caída de la URSS, la reunificación alemana o la independencia de Cataluña y su papel principalísimo en la construcción de la Europa futura bajo la égida alemana.

Y todo esto lo dice y lo escribe apenas terminada la Segunda Guerra Mundial. Deulofeu, sin duda, tomó el pulso al reloj de la historia, y esta va caminando por donde debe hacerlo.